Entre los objetivos estratégicos fijados por la Comisión Europea para el año 2020 está que cada país miembro de la UE alcance una tasa de participación en la educación y formación de adultos (población de 25 a 64 años) del 15%. Tal como mostró la Agenda de Lisboa, estos objetivos no se suelen alcanzar, pero tienen un interés básico: recordarnos a que distancia estamos de los que lo hacen bien o muy bien, y preguntarnos cómo lo hacen.